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Miguel Lotero, asesor experto en Mercados y Regulación de Offshore Wind Consultants (OWC) y líder en Energía y Recursos Naturales de Lotero Zuluaga Abogados

¿Cómo impactará la primera subasta de eólica marina en Colombia en el panorama energético nacional?


Un capítulo trascendental en la historia de la energía eólica marina en Colombia se marcó a pocos días de que acabara el 2023. Este giro extraordinario se materializó con el lanzamiento oficial de los pliegos y bases de condiciones específicas para la primera ronda de permisos de ocupación temporal destinada a la generación de energía eólica marina en el país.

Los principales cambios de las reglas revisadas incluyeron la flexibilización de requisitos de experiencia empresarial, la eliminación de cargos de acceso a información y la ampliación de opciones de socios estatales, facilitando la participación de empresas y la recopilación de datos para postores.

Con esta primera subasta el país buscará liderar la carrera de la eólica marina en Latinoamérica. En una entrevista exclusiva con Miguel Lotero, asesor experto en Mercados y Regulación de Offshore Wind Consultants (OWC) y líder en Energía y Recursos Naturales de Lotero Zuluaga Abogados, Review Energy analizó la resonancia que ha tenido en el tejido de desarrolladores e inversores interesados en esta tecnología limpia.

Review Energy (R.E.): ¿Cómo cambia el panorama tras la presentación de pliegos de condiciones para proyectos de eólica offshore?

Miguel Lotero (M.L.): La publicación de los pliegos y en general la apertura del proceso es lo que todos los interesados estaban esperando después de la resolución que fija las reglas generales. Esto decantó la participación de muchos desarrolladores que habían evidenciado un interés inicial previo a los pliegos de condiciones y que decidieron darle una espera adicional al mercado. Pero, también confirmó el interés de otros que definitivamente ha decidido apostarle a la energía eólica offshore en Colombia.

La publicación de los pliegos y la apertura del proceso es un hito importante porque permite tener la discusión de la energía eólica marina, de su regulación, de la factibilidad económica y financiera de los proyectos, en términos reales. Hoy tenemos interesados adelantando no solo estudios de escritorio sino también evaluando las condiciones en sitios y los requisitos de competencia que se establecen en las reglas del proceso competitivo. Todo esto es positivo para Colombia y para el mercado de la energía eólica marina en Latinoamérica.

 

R.E.: ¿Qué espera de la subasta programada para agosto de este año?

M.L.: Todavía es muy temprano tratar de predecir lo que va a suceder cuando se evalúen las ofertas por parte de la Agencia Nacional de Hidrocarburos como administrador del proceso. Es clave la etapa en el que estamos, que es la fase de habilitación, que va hasta febrero de 2024 y que dejará claro cuál es realmente la muestra de competidores reales qué hay por las áreas definidas por el gobierno y por la nominación de áreas. Este último, como un mecanismo que se introdujo desde la resolución que fija las reglas generales para que los desarrolladores puedan proponer áreas evaluadas por ellos mismos dentro del polígono previsto por la resolución base en aguas del Caribe colombiano.

Sin embargo, si se revisan los comentarios que han presentado los interesados parece que todavía hay asuntos clave que deben revisar tanto el Ministerio de Minas y Energía, como la Agencia Nacional de Hidrocarburos y Dirección General Marítima - DIMAR, para que el proceso realmente logre capturar una muestra importante de competidores y tenga una pluralidad que permita movilizar una cadena de suministro para una masa crítica de proyectos, que como se ha visto en otras jurisdicciones, es clave para generar economías de escala, atraer la atención de los fabricantes de los equipos a la región y de los financiadores.

 

R.E.: Frente a estas tres entidades clave que mencionaba antes, ¿considera que ha habido una articulación correcta?

M.L.: Es importante destacar que el esfuerzo que han hecho las tres entidades para llevar el proceso hasta el punto en que lo tenemos hoy. Definitivamente es el proceso más avanzado en Latinoamérica, por encima de mercados que tienen un potencial mayor de desarrollo de eólico offshore como el de Brasil, que aún no define unas reglas concretas para asignar áreas.

Sin embargo, esa coordinación es susceptible de ser mejorada, tratando de integrar la visión de los organismos técnicos en este caso, como lo son el Ministerio de Minas y Energía y la DIMAR, con la del organismo administrador, que es la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Esa integración requiere no solo poner sobre la mesa los reglamentos propios de cada sector, sino entender en qué medida deben ajustarse para propiciar la competencia en una industria que es nueva en el país y recoger las experiencias que en otras jurisdicciones se han establecido para el desarrollo de la energía eólica offshore, bajo la visión de que el espacio marítimo es una zona que actualmente para promover múltiples actividades económicas (pesca, telecomunicaciones, energía, navegación, comercio, turismo, etc.)

 

R.E.: Teniendo en cuenta aspectos como la conectividad, la capacidad de red y el impacto ambiental, ¿cuál sería su enfoque recomendado para establecer una infraestructura adecuada para la eólica marina en Colombia?

M.L.: El enfoque de asignar las áreas marítimas para el desarrollo de manera ordenada bajo un proceso competitivo, que es el que adoptó Colombia desde su hoja de ruta y con las reglas generales expedidas en 2022, es el adecuado y comparte muchos elementos de los modelos que han adoptado los países que han desarrollado la energía eólica offshore de manera exitosa.

Ahora bien, ajustar aspectos relacionadas con las condiciones de habilitación y participación en el proceso es vital para complementar el enfoque anterior. El proceso requiere ajustes importantes que permitan la participación de jugadores en la forma de fondos de capital privado y la participación de sociedades de propósito especial que puedan traer su experiencia de las casas matrices, así como algunas exigencias de experiencia específica deben ser replanteadas acorde con las condiciones emergentes del mercado colombiano.

Dentro de los elementos clave para una fase posterior, por supuesto se encuentran las expectativas que se tienen para que estos proyectos se puedan conectar de manera exitosa a la red. Todavía hay una gran incertidumbre respecto de nueva capacidad en el Sistema Interconectado Nacional, debido a las decisiones que tomo el Ministerio de Minas y Energía y que impactan directamente el proceso de asignación que lleva a cabo la Unidad de Planeación Mineroenergética - UPME y la expectativa de nuevas líneas de transmisión, incluyendo una gran línea HVDC para evacuar energía renovable desde la región Caribe hacia el centro del país, aún es incierta pues no se ven movimientos en las convocatorias de transmisión.

En materia de licenciamiento ambiental, es muy importante que el Gobierno, a través de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales – ANLA, por lo menos, inicie un proceso de consulta de la primera versión de los términos de referencia para la elaboración de los Estudios de Impacto Ambiental – EIA en los proyectos de energía eólica offshore y haga una revisión de cómo se lleva a cabo el proceso de licenciamiento en otras jurisdicciones, para trasladar los casos de éxito replicables en Colombia. Esto será sin duda una de las incertidumbres que los desarrolladores deberán despejar para entender mejor la magnitud de los proyectos y de las inversiones.

Finalmente, es importante que se revisen las reglas para resolver conflictos en los casos de superposición de áreas de las diferentes actividades económicas desarrolladas en el océano. Como ya se ha mencionado, en el mundo actual los océanos son una plataforma de desarrollo económico de múltiples actividades productivas. En ellos se pueden cruzar con la actividad de generación de energía eólica offshore actividades como la pesca, los cableados de telecomunicaciones, actividades extractivas de Oil & Gas, la navegación civil y militar, etc. Estas superposiciones requieren un tratamiento que permita llegar a acuerdos entre los responsables de dichas actividades y no una regulación restrictiva que además de inflexible, no permita la convivencia de las diferentes actividades. 

 

R.E.: Con la meta de 6GW renovables para 2026, ¿están estas acciones alineadas realmente? ¿Va el país por un buen camino?

M.L.: Este primer proceso competitivo definitivamente es un hito importante, partiendo de la base de que Colombia está siendo un país pionero en la región y que abre la puerta para que un mediano - largo plazo pueda pensarse nuevamente en plantas de generación de gran capacidad, ante el ambiente adverso social y político que ha sufrido el desarrollo de las hidroeléctricas.

También es cierto que el desarrollo de la energía eólica offshore en Colombia no es una palanca clave para cumplir la meta de los 6GW que para 2026 se propuesto el gobierno, entendemos que esta meta como fue diseñada se apalanca principalmente en proyectos de energía renovable onshore. 

Lo anterior, por dos razones principales. En primer lugar, porque, en términos generales, estos proyectos tienen un período de maduración lento, donde la fase de desarrollo y construcción puede tomar varios años y solo fase del Permiso de Ocupación Temporal prevista en las reglas del proceso en Colombia está prevista para 8 años. Y, en segundo lugar, hay varias incertidumbres que hemos planteado y que deben ser solucionadas como la conexión y los mecanismos de mercado que hacen ver la entrada operación de estos proyectos posterior a 2026.

 

R.E.:  En su opinión, ¿cuáles podrían ser los incentivos clave que podrían ser ofrecidos a los actores del sector privado para que inviertan en proyectos de energía eólica marina en Colombia?

M.L.: En materia de incentivos para el desarrollo de energía renovable, Colombia cuenta con un marco de incentivos tributarios que son un modelo para la región y que desde su primer establecimiento en el año 2014 con la Ley 1715, se ha venido mejorando con la Ley de Transición Energética, Ley 2099, que se aprobó en 2021.

Esto hace de Colombia un país modelo en la región porque logró darle un impulso a los renovables sin subsidios, solo habilitando un marco fiscal y tributario adecuado. Ahora, la tarea es seguir generando certidumbre para los jugadores del mercado, con nueva infraestructura de transmisión, claridad sobre el acceso y conexión a esa infraestructura y establecer los mecanismos de mercado que permitan tener claridad acerca de cómo poner esa energía con offtakers estables.

 

R.E.: ¿Cómo podría la experiencia internacional en energía eólica marina, especialmente en países europeos líderes en este sector, proporcionar lecciones clave para el desarrollo sostenible de proyectos similares en Colombia?

M.L.: En general, los mercados emergentes como Colombia tienen mucho que aprender de los mercados desarrollados como los del norte de Europa y Reino Unido. Lo primero que hay que entender de la experiencia internacional es que el desarrollo de proyectos de energía eólica marina es una actividad que implica muchos riesgos y costos que deben ser recuperados y esto se va a ver reflejado en el precio de la energía que perciba el usuario final. Es por esto, que el gobierno y el administrador de la subasta deben hacer todo lo posible por generar condiciones que permitan el desescalamiento de esos riesgos para poder generar mayor participación de interesados en el proceso.

Los temas de ordenamiento espacial marítimo son claves. Es importante tener una visión de que los océanos son espacios donde no solo va a existir la energía eólica marina sino múltiples actividades económicas y esto implica una visión de prever y reducir riesgos, ambientales, económicos y para las comunidades.

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