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Energyear Chile

Hidrógeno verde, el elemento catalizador de Chile


Para 2023, Chile podría aprovechar la oportunidad de ser un productor de bajo costo de hidrógeno verde gracias a su enrome recurso renovable. Y es que el país ha avanzado con acciones concretas para hacer de este vector energético un elemento indispensable para sus objetivos de descarbonización.

Fue precisamente este vector energético el centro de la discusión de uno de los paneles más esperados de la tercera edición de Energyear Chile, uno que contó con los comentarios de importantes players del mercado renovable del país. Erwin Plett, CEO de Low Carbon Chile; Mario Gómez, presidente de TCI; Ángela Castillo, Business Development Director Energy & Process Industries – Latin America de Black & Veatch; Asunción Borrás, Head Business Development H2 de Engie; Rossana Gaete, Green Hydrogen Global Manager de AES Chile y María José Lambert, Asesora técnica de energías renovables de GIZ, pusieron al hidrógeno verde y su capacidad catalizadora en Chile sobre la mesa.

Estamos usando el hidrógeno para transportar y almacenar la energía producida por las renovables. El hidrógeno no es otra forma que almacenaje y estamos haciendo algo que la naturaleza ha hecho hace cientos de años”, ha señalado Plett al inicio de la discusión.

El CEO de Low Carbon Chile también añadió que el país está adoptando medidas concretas para el desarrollo de este vector energético y que los planes de acción del gobierno están alineados con la ley, “y no voluntad”, de Chile de ser un país carbono neutral. Objetivos que están siendo cada vez más ambiciosos y reales de la mano del desarrollo renovable del país austral.

Una idea que compartió Borrás. Según ella, “la importancia del hidrógeno en Chile recae en que puede ayudar a contribuir con la reducción de los gases de efecto invernadero en un 24%. Si tenemos una meta de carbono neutralidad a 2050, con este desarrollo podemos llegar a ello”.

La columna vertebral del desarrollo

Durante la sesión, el presidente de TCI también tuvo la oportunidad de demostrar cómo es que este vector energético, que ha puesto a Chile en la mira de diferentes interesados a nivel global, también tiene un papel fundamental a nivel país.

Gómez destacó que el hidrógeno actúa como una columna vertebral pues permite el desarrollo de nueva infraestructura, economía local, mientras contribuye con el bienestar de personas en zonas aisladas.

“El hidrógeno tiene la capacidad de generar una economía local, con todas las ventajas que se quedan allí. Si quiero generar hidrógeno, tengo que generar renovables, empleos, desaladoras, crear nuevas infraestructuras de comunicaciones, etcétera”, señaló el presidente de TCI.

Para él, ese desarrollo representa beneficios colaterales traducidos en nuevos colegios, hospitales o anclaje de la población en la zona donde se encuentren los diferentes proyectos. Pues, según explica, esta “no es una actividad extractiva, es un trabajo tecnificado en el que se va a necesitar la colaboración publico privada (gobierno, academia e industria) desarrollar toda una nueva industria de hidrógeno verde. No es solo una actividad más sino es algo que puede cambiar la fisionomía del país”.

El camino de la paciencia

Sin embargo, la nueva industria es eso: nueva. Así que, según los expertos, necesita mucho trabajo, incentivos, recursos y, sobre todo, paciencia. “Necesitamos tener mucha paciencia y perseverancia para apostar por proyectos que no se hacen rápido, es una industria que apenas comienza”, señalaba Plett.

Al respecto, la Green Hydrogen Global Manager de AES Chile, añadió que “Chile ha tenido la delantera en temas de seguridad y compatibilidad territorial en instalaciones, además se ve un fuerte trabajo de todos los desarrolladores por licenciar proyectos, comparado con otros países”.

Pero para Gaete, una industria con una transición regulatoria complica su desarrollo. “Tiene que haber incentivos para que el hidrógeno producido en Chile también se quede. Y para eso hay que tomar ciertas decisiones y el gobierno ha generado las condiciones para una mirada estratégica de país”, explicó durante Energyear Chile. Pero recalcó que hay un trabajo de todos los involucrados por acortar la brecha y avanzar para que ese país sea un productor de hidrógeno de exportación, pero también para que tenga un objetivo de consumo doméstico.

¿Lecciones aprendidas?

Borrás también fue clara respecto a esa nueva industria que puede hacer de Chile un estratega global respecto al hidrógeno verde. Según explicó, “la creación de una nueva industria requiere tiempo, resiliencia, constancia y mucha energía”, mientras propuso acortar la curva de aprendizaje.

Desde su punto de vida, señaló cuatro aprendizajes que ha dejado a la industria del hidrógeno su paso por Chile. El primero, que hace énfasis en el acceso a los terrenos, y con el que se ha conseguido un proceso de acceso llamado “ventana al futuro” para acortar los tiempos.

El segundo, referente a los permisos ambientales, por el que señaló la necesidad de una tramitación más ágil. El tercero, en el que fundamentaba el desarrollo del hidrógeno con una mayor proporción de incentivos. Y el cuarto y último, la necesidad de alinear las certificaciones locales con las globales para dar más apertura a Chile como actor estratégico global. “Chile va a ser de los pocos países que pueda cumplir al 100% con lo que se requiere en Europa respecto hidrógeno verde”, añadió a ese punto.

Finalmente, fue la Business Development Director Energy & Process Industries – Latin America, Black & Veatch, quien destacó las grandes ventajas del país para ser un importante productor de este vector energético pero no quiso dejar de lado el enfoque sostenible con el que se debe llevar a cabo este proceso. Uno que no añada problemas, sino soluciones, a la crisis hídrica que afronta el país.

 

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