Con un futuro climático incierto pero que persigue el objetivo común del Acuerdo de París, países en todo el mundo han establecido nuevos objetivos de descarbonización. La industria automotriz ha sido una de las protagonistas y la electrificación ha llegado como un “salvavidas” buscando alejar a los vehículos de los combustibles fósiles.

En América Latina, países como Brasil, Colombia o México llevan la delantera. Pero otros como Argentina están decididos a seguir sus pasos. El país del Cono Sur presentó este año el Plan para el Desarrollo Productivo, Industrial y Tecnológico (Plan Argentina Productiva 2030), que buscará transformar y mejorar los indicadores sociales, económicos y ambientales.

Dicho documento, presentado por la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo, se estructura en torno a once misiones productivas que tienen como finalidad duplicar las exportaciones, desarrollar la economía verde, producir más bienes y servicios ligados a la salud, impulsar la movilidad del futuro, entre otros.

Y es justo en el cuarto punto, el del impulso a la movilidad del futuro, el que se compromete a “promover la electromovilidad como norte de largo plazo”.

Sergio Norberto Alvaro, presidente de la Asociación Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (AAVEA), explicó a Review Energy que en el país “el avance puede parecer lento en comparación con otros países, pero existe un interés del sector político especialmente focalizado en la industrialización de recursos y mano de obra que, sin lugar a duda, favorece la cadena de valor de componentes y especialización en Argentina”.

Para el presidente de AAVEA, avanzar hacia una movilidad sostenible requiere el inmediato tratamiento en el Congreso Nacional de “un marco normativo que otorgue previsibilidad, promoviendo incentivos económicos y beneficios a la industria nacional, especialmente al sector privado que le genere interés al momento de decidir una inversión”.

Además, explica que el país necesita con urgencia redes de carga capaces de adaptarse gradualmente al crecimiento en el uso de vehículos eléctricos. “La movilidad eléctrica está directamente ligada al sector energético en términos de generación y distribución, para lo cual, otro de los desafíos es generar una transición gradual de la matriz energética incluyendo energías renovables”, añadió Sergio Norberto Alvaro.

Del largo al corto plazo

 Mientras que las soluciones, la regulación y las inversiones avanzan, medidas a corto plazo podrían empezar a cambiar el panorama de la movilidad en Argentina. Es el caso del segmento de la “micromovilidad”, que según el presidente de AAVEA, puede significar una solución de transición.

Su análisis también rescata que, en la actualidad, el país ve un crecimiento en el patentamiento de vehículos híbridos de uso particular. “También vemos algunas pruebas piloto de buses eléctricos, un caso destacable se da en la provincia de San Juan, donde ya existen 4 buses eléctricos funcionando, donde la recarga proviene de una matriz energética limpia como la energía solar”, explicó a este medio.

Un cambio de paradigma

Para Sergio Norberto Alvaro, un cambio significativo que impulse la movilidad eléctrica en el país necesitará la creación de un esquema que incentive la compra a través de exoneraciones impositivas y también un trabajo constante de concientización junto a los futuros usuarios de vehículos eléctricos, que, según el presidente de AAVEA, son quienes cada vez adquieren más conocimiento y son más conscientes sobre los beneficios de estas nuevas tecnologías.

Finalmente, señaló que el avance en la tecnología de baterías aportará mayor densidad energética permitiendo un rango de autonomía mayor y reducción del costo total del vehículo eléctrico.

“A medida que estos valores vayan haciéndose más atractivos, la transición hacia vehículos de tecnología sostenible irá evolucionando en torno a un mercado de nueva generación automotriz”, concluyó el experto.