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Una mayor implicación política será crucial para la descarbonización del transporte en las economías emergentes


El transporte por carretera supone uno de los grandes retos a superar para la descarbonización de la movilidad. A ello tenemos que sumarle la necesidad de que todas las economías del mundo vayan de la mano en esta tarea. En el informe ‘Implementing Clean Energy Transitions: Focus on road transport in emerging economies’ de la IEA se identifican una serie de pasos para seguir avanzando en esta transición hacia la energía limpia dentro de las economías emergentes.

Para conseguir una senda de descarbonización del transporte por carretera acorde con el Escenario de Compromisos Anunciados (APS, por sus siglas en inglés) de la IEA en las principales economías emergentes seleccionadas -Brasil, República Popular China, India, Indonesia, México y Sudáfrica- será necesario mejorar significativamente las políticas existentes e introducir nuevas políticas y medidas innovadoras en cada uno de los países seleccionados. Este informe establece cinco objetivos clave para la consecución de las transiciones del transporte por carretera y reforzar la financiación del sector:

1. Reforzar la elaboración de políticas de transporte:

Una transición sólida del transporte por carretera requiere una estrategia global de descarbonización del transporte dentro de un plan nacional de transporte. El desarrollo de un plan nacional de transporte exhaustivo debería implicar a todas las partes interesadas para lograr una mayor aceptación. La Estrategia de Transporte Verde de Sudáfrica, por ejemplo, pretende construir un sistema de transporte seguro, eficiente, fiable y asequible que apoye el desarrollo socioeconómico sostenible.

En muchas de las principales economías emergentes, varias instituciones y organismos desempeñan funciones en el sector del transporte. Las transiciones en el sector del transporte por carretera también podrían reforzarse mediante la introducción de la tarificación del carbono, complementada con ayudas específicas para los hogares vulnerables y de bajos ingresos.

2. Fomentar el transporte público y la gestión de la demanda:

Las políticas que incentivan el cambio de vehículos privados al transporte público, tanto en zonas urbanas como rurales, son necesarias para reducir la demanda de uso del automóvil, al tiempo que fomentan una movilidad más segura y reducen la congestión. El sistema de autobuses de tránsito rápido de Curitiba (Brasil) y el sistema de autobuses de tránsito rápido TransJakarta (Indonesia) son ejemplos de éxito. La electrificación de autobuses y trenes acelera la descarbonización del transporte público y reduce la contaminación atmosférica.

Los requisitos de contratación pública para los vehículos de emisiones cero, las subvenciones para la compra de autobuses eléctricos y las normas de CO 2 pueden apoyar este cambio. Las medidas de transporte público deben ir acompañadas de iniciativas que fomenten y faciliten la movilidad activa, como el uso de la bicicleta, los desplazamientos a pie u otras medidas innovadoras que limiten el uso del vehículo privado en los desplazamientos de corta distancia. Colombia, por ejemplo, adoptó una ley en 2016 que incentiva fuertemente a los empleados a ir en bicicleta al trabajo, mientras que Ciudad de México añadió unos 50 km de carriles bici durante la pandemia y planea aumentar la longitud de sus carriles bici a 600 km para 2024.

3. Acelerar la electrificación de coches y vehículos de dos o tres ruedas:

Aunque los costes de los VE y las baterías han disminuido, los VE siguen siendo mucho más caros que los modelos comparables con motor de combustión interna (MCI). Un número cada vez mayor de las principales economías emergentes están introduciendo o ampliando los subsidios a la compra: India amplió su emblemático programa FAME en 2019, mientras que China e Indonesia redujeron los impuestos a la compra de VE. En China y algunas partes de la India se han introducido medidas como carriles especiales, plazas de aparcamiento y zonas de cero emisiones para estimular la demanda de VE sin imponer un coste significativo al Estado. Los mandatos sobre flotas pueden estimular la demanda de VE: el Gobierno de Delhi propuso en julio de 2022 un proyecto de reglamento que obliga a las empresas de reparto y transporte a electrificar parte de su flota, con porcentajes que irán aumentando con el tiempo.

Dar prioridad a una transición temprana de los vehículos de flota también puede ayudar a establecer un mercado de segunda mano para los VE, lo que a su vez haría que los coches eléctricos fueran más asequibles. Los responsables políticos deben garantizar la disponibilidad de un sistema de recarga suficiente, fiable y fácil de usar. La mayor parte de la recarga se realiza en casa y en el lugar de trabajo, y muchos países ofrecen subvenciones o incentivos fiscales para fomentar la inversión privada. La India, por ejemplo, integró un objetivo de hasta el 20% de las plazas de aparcamiento para instalaciones de recarga de VE en su código de construcción de equipos de suministro de vehículos eléctricos. En muchas economías emergentes, el intercambio de baterías permite la venta de vehículos eléctricos sin baterías, lo que reduce los costes iniciales de compra.

4. Mejorar las normas de ahorro de combustible:

Los reglamentos y normas sobre camiones de emisiones cero también pueden incentivar la demanda de camiones eléctricos y de pilas de combustible, mientras que los objetivos vinculantes, como el Reglamento Avanzado de Camiones Limpios de California, pueden proporcionar señales importantes al mercado. La inversión en investigación y desarrollo (I+D) de los sectores público y privado y los reglamentos de mercado pueden combinarse con programas de asociación nacionales, regionales o mundiales para crear un ecosistema de reguladores, fabricantes y organizaciones de investigación que acelere la innovación en el sector del transporte por carretera.

Las medidas para mejorar el flujo y la logística pueden optimizar el uso del transporte de mercancías por carretera y mitigar algunas de sus emisiones de CO2. Brasil utiliza su sistema PortoLog para coordinar la llegada de buques y camiones a las terminales, minimizando los tiempos de espera de ambos.

5. Impulsar la adopción de biocombustibles sostenibles:

Los mandatos de mezcla siguen siendo el principal instrumento político para acelerar el uso de biocombustibles. Indonesia apoya sus mandatos de mezcla con subvenciones para compensar las diferencias de precio entre el biodiésel y el gasóleo convencional. Se necesitarán programas gubernamentales e innovación industrial para reforzar las cadenas de suministro, buscar nuevas fuentes de abastecimiento y desarrollar nuevas técnicas de producción.

Financiación e inversión

En el Escenario de Políticas Declaradas (STEPS) de la IEA, la inversión media anual en el transporte por carretera deberá alcanzar los 110.000 millones de dólares en la segunda mitad de la década de 2020, con una necesidad adicional del 40% anual hasta 2050. En la APS, la inversión anual deberá alcanzar los 150.000 millones de dólares entre 2026 y 2030, y superar los 230.000 millones de dólares hasta 2050. Esta expansión requiere esfuerzos nacionales sustanciales para mejorar el entorno para la inversión en energías limpias, así como esfuerzos internacionales para aumentar la disponibilidad de capital para la movilidad baja en carbono en las economías emergentes.

La transición del transporte por carretera también requiere inversiones en infraestructuras públicas de recarga y redes asociadas. Además, el gasto medio anual en cargadores privados de VE en las economías emergentes seleccionadas debe aumentar hasta casi 40 000 millones de USD en 2026-2030 en la EPA, frente a menos de 1 000 millones de USD anuales en 2016-2021.

Las economías de mercado emergentes y en desarrollo dependen en gran medida de la financiación pública para financiar la transición. Estas fuentes incluyen las instituciones públicas, como los bancos de desarrollo y los fondos de infraestructuras.

En el sector del transporte, se espera que la mayoría de las inversiones futuras en usos finales para 2030, en particular los vehículos eléctricos y la eficiencia energética relacionada con los vehículos eléctricos, procedan de fuentes privadas. La financiación pública sigue contribuyendo a reducir el riesgo de las inversiones y a atraer la inversión privada. También apoya la absorción del mercado a través de la contratación pública y la concesión de subvenciones o garantías a los consumidores y las infraestructuras, como las estaciones de recarga de VE y el transporte público.

El desarrollo de los mercados de bonos corporativos para hacer la financiación de la deuda más accesible al sector privado puede desempeñar un papel importante en la reducción del coste del capital para los proyectos de transición hacia una energía limpia. Medidas como los préstamos al consumo para la compra de vehículos con emisiones cero también marcan la diferencia. Por otro lado, los mandatos estratégicos sobre transiciones energéticas limpias para las instituciones financieras internacionales (por ejemplo, los bancos multilaterales de desarrollo) y un mayor uso de la financiación mixta para apalancar el capital privado pueden servir para reducir los costes y apoyar la disponibilidad de capital a más largo plazo.

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