La demanda de energía eléctrica en España ha descendido en los últimos meses. Según los datos de Red Eléctrica (REE), esta demanda nacional experimentó en junio un descenso del 5,7% con respecto al mismo mes del año anterior. En términos brutos, se estimó una demanda de 19.962 GWh, un 6,4% inferior a la de junio de 2022. Asimismo, en el mes de julio, la demanda eléctrica nacional experimentó un descenso del 1,3% con respecto al mismo mes de 20022, que en términos brutos se tradujo en una demanda de 22.787 GWh, un 3,6 % inferior a la de julio del pasado año 2022.
Aun así, en ambos meses, casi la mitad de la producción eléctrica fue renovable (un 46% en junio y un 46,2% en julio). De hecho, aumentaron su generación durante esos dos meses (6,4% en junio y 8,3% en julio). Pero, si la bajada del consumo sigue aumentando, puede que el sector se viera perjudicado al no cumplirse los números de generación previstos.
El bajo consumo de electricidad en España en los últimos meses puede tener un impacto en la implantación de energías renovables de varias maneras. En primer lugar, el bajo consumo de electricidad puede llevar a una disminución en la demanda de energía en general. Esto puede hacer que los inversores sean más cautelosos a la hora de financiar nuevos proyectos de energías renovables, ya que la rentabilidad de estos proyectos depende en gran medida de la demanda de energía.
Pero, por otro lado, el bajo consumo de electricidad también puede tener un impacto positivo en la implantación de energías renovables. Puede permitir a las compañías eléctricas reducir la producción de energía a partir de fuentes no renovables, lo que a su vez reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye a la transición hacia un sistema energético más sostenible.
Ante estas opciones, cabe preguntarse: ¿Es realmente una situación preocupante para el sector?, ¿qué sectores se ven más influidos por esta situación?, ¿los objetivos del PNIEC reflejan que esta situación es posible en el panorama renovable español? Para analizar estos casos, Review Energy ha hablado con expertos del sector con el fin de aportar un poco de luz a estas cuestiones.
Alejandro Diego Rosell, experto y consultor de energía en Sun Advisors, analizó estos pros y contras presentados. Al hilo del primer planteamiento, indica que el bajo consumo de electricidad podría ralentizar la inversión en renovables, al reducir la necesidad inmediata de aumentar la generación eléctrica. “Una demanda en contracción desincentiva a los desarrolladores”, añadió. Por otro lado, aseguró que podría acelerar la transición hacia las renovables al mostrar oportunidades de inversión en fuentes más limpias y a buen precio.
“En cierto modo estas dos fuerzas se contraponen. También alivia la presión en la red eléctrica y puede afectar las políticas energéticas y los precios eléctricos. El impacto dependerá de cómo el gobierno, la UE y la opinión pública respondan a este cambio en el consumo. Puede ser tomado como una oportunidad o como un riesgo”, explicó Rosell a Review Energy.
También sería un factor clave analizar las causas de esa reducción en el consumo de electricidad. ¿Es esto debido a que los ciudadanos han dejado de tener tanta demanda energía eléctrica? Desde el punto de vista de Gonzalo Pérez Lillo, PV Project Manager en Landatu Solar, esto no es así. “Esto es debido al alto precio KWh de las compañías eléctricas, y al contexto socioeconómico de crisis en el que nos encontramos actualmente”, afirmó y por ello cree que el desarrollo renovable no sólo no se verá afectado, sino que solucionará esta situación: “La implantación de renovables se verá favorecida en la medida en que éstas ayudan a disminuir el precio de la energía, y hacerla más barata y accesible a todas las personas. La sociedad hace años que está demandando renovables, y debido a la crisis de la guerra de Ucrania (gas ruso), se ha visto acelerada esta demanda e implantación”.
Para Abelardo Reinoso, consultor y analista energético, esta situación sí es preocupante, mayoritariamente para el sector renovable fotovoltaico, seguido después del eólico “porque todos los ‘bussiness case’ que se han realizado, sobre todo de las últimas plantas fotovoltaicas, están pensados en unas determinadas producciones y para que les salgan los números de esas inversiones”. “Con esta menor demanda, que no era la previsible, efectivamente se van a ver afectadas todas esas rentabilidades de cada una de esas plantas”, afirmó.
Felipe González Coto, experto y miembro del Consejo Asesor de Ciencia y Tecnología del Gobierno de Asturias, señaló que, como en cualquier mercado, “si la oferta es superior a la demanda, los precios tienden a la baja, lo que hace que, en muchos casos, caiga el valor del producto, tensionando la competencia y llegando a lastrar la rentabilidad del proyecto”.
“Además, en el caso de los recientes ‘curtailments’, creo que mientras no se desarrollen otros sectores (almacenamiento, producción de hidrogeno renovable, PPAs específicos electrointensivas) estos seguirán existiendo en nuestro sistema, debido principalmente a la caída de consumo energético, junto con el exceso de producción renovable, que no solo sufre España, sino también Europa”, explicó González Coto a Review Energy
Asimismo, señaló qué consecuencias traería esta situación al sector, como la bajada de la rentabilidad de los proyectos y el frenazo en las políticas de inversión, tanto en nuevos proyectos a desarrollar como en ampliaciones de proyectos ya desarrollados. “El miedo que puede generar la canibalización de los precios en nuestro país hace hoy en día que se esté revisando los planes de negocio de proyectos en tramitación o pendientes de avales, dificultando igualmente la bancabilidad de los mismos a la hora de la búsqueda de una financiación para su ejecución”, indicó.
Las renovables deben seguir hacia adelante
Sea de una forma u otra, parece que el camino a seguir es el mismo: La implantación de energía limpia debe seguir creciendo. “Lo que está claro y es innegable, es que el camino a seguir en el sector energético solo tiene una vía: mayoría de energía renovable en nuestro mix, mejora de la eficiencia en los procesos productivos y reducción de la generación de gases de efecto invernadero”, remarcó González Coto.
De la misma forma lo consideró Gonzalo Pérez Lillo: “Cuanta más energía renovable se implante, más barata y accesible será la energía eléctrica. Por tanto, el sector de las renovables lo único que puede es seguir hacia adelante. Ahora en estos momentos, puede que estemos sufriendo un parón, ya que dependemos de entidades privadas (consumidores/empresas) que demanden estas instalaciones fotovoltaicas privadas”.
El camino recorrido es largo, pero también es largo el que queda por avanzar. No se puede dar todo por sentado con el contexto actual que, como ya se apuntaba, está sometido a numerosos y profundos cambios. En este sentido, es importante que las políticas energéticas y los incentivos se ajusten adecuadamente para fomentar la inversión en energías renovables y garantizar una transición exitosa hacia un sistema energético más sostenible.
Entre ello, sería conveniente debatir y poner sobre la mesa la idoneidad de los objetivos del PNIEC, para ver si se adecuan a la realidad de la situación en España. Como finalizó Reinoso, “hay que ser realistas con la demanda que se ha incorporado al actual PNIEC porque no estaba reflejando la realidad y no se llegaba a esos niveles que se pensaba. En consecuencia, habría que plantear una revisión de esos objetivos”, concluyó.
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