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¿Cómo avanza la transición energética en Latinoamérica?


Las naciones de América Latina y el Caribe (ALC) han utilizado escenarios a largo plazo y herramientas de planificación energética para informar la planificación nacional durante décadas, brindando ejemplos de cómo los gobiernos pueden hacer un uso estratégico de tales escenarios en el contexto de transiciones complejas de energía limpia.

El nuevo informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), reunió las acciones de 14 países y concluyó que la región ALC está desarrollando escenarios energéticos con un alcance más amplio que va más allá de los criterios tecnoeconómicos.

Con base en los seminarios web ‘Escenarios de energía a largo plazo (LTES) para el desarrollo de planes nacionales de transición de energía limpia en América Latina y el Caribe’, IRENA afirmó que “existe un énfasis creciente en el desarrollo participativo de escenarios como parte de los procesos de planificación energética en la región de ALC”.

Según la Agencia, Argentina ha desarrollado escenarios para 2030 y ahora está trabajando en escenarios para 2050, explorando diferentes niveles de ambición en los sectores de suministro y uso final. Por otra parte, tomando como punto de partida las metas establecidas en el proceso de retrospectiva Hacia una Visión Compartida de la Transición Energética Argentina al 2050 y desarrollándolas, ahora se trabaja en la exploración de escenarios con diferentes niveles de ambición para evaluar el desarrollo potencial de nuevas tecnologías en sectores de oferta y demanda: energías renovables, almacenamiento de energía, vehículos eléctricos, hidrógeno, redes inteligentes y captura y almacenamiento de carbono.

Por su parte, los líderes políticos en Brasil consideran los escenarios energéticos como un insumo valioso para la formulación de políticas. El proceso que resultó en la elaboración del Plan Nacional de Energía 2050 requirió un esfuerzo de comunicación considerable para explicar cómo interpretar el plan. Empresas, instituciones, medios de comunicación y público se reunieron para conocer, discutir y debatir la estrategia que seguirá Brasil en el largo plazo.

El informe también destaca que en Chile, la meta de lograr la neutralidad en carbono para 2050 depende en gran medida de las medidas tomadas en el sector energético, que en 2020 generó el 77% de las emisiones nacionales de dióxido de carbono (CO2) equivalente, y de la captura de CO2 en los bosques. Los escenarios de neutralidad de carbono de Chile se basan en cinco medidas: industria sostenible, hidrógeno verde, electromovilidad (incluido el impulso para electrificar el transporte público), la eliminación gradual de las centrales eléctricas de carbón para 2040 y la eficiencia energética. Chile apunta a desarrollar su potencial de energía renovable y convertirse en un exportador de hidrógeno verde.

IRENA también destacó que, en Colombia, el proceso participativo involucrado en el desarrollo del Plan Nacional de Energía 2020-2050 ayudó a construir una estructura de gobernanza sólida. Se exploran cuatro escenarios de transformación energética consistentes con los objetivos de desarrollo sostenible de Colombia que incorporan aspectos tecnológicos, ambientales, económicos, sociales y regionales.

El documento también rescata que el Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica lidera el desarrollo y uso de modelos de planificación de acción energética y climática, trabajando en estrecha colaboración con la Universidad de Costa Rica y organismos nacionales e internacionales, como el BID y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD).

República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú y Uruguay también hicieron parte de los análisis de IRENA.

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