La Comisión Europea puso en marcha un plan para desconectarse definitivamente de los gasoductos rusos, en lo que ha sido denominado por algunos medios como un “ambicioso plan”, que contempla un progresivo embargo total al petróleo de Rusia durante el próximo semestre y el de sus productos refinados para finales de este año. Este plan aún debe ser aprobado por unanimidad en el Consejo de la CE.

El organismo también estudia regular los precios comunitarios de las importaciones de gas, a manera de prepararse para un posible corte del suministro moscovita. Adicionalmente, permitiría que otros estados miembros pueden solicitar ser objeto de otras versiones de la llamada “excepción ibérica”, como sería el caso de Italia.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, recordó en una comparecencia que “la guerra de Putin está perturbando gravemente el mercado energético mundial” y demostrando -a su vez- “lo dependientes que somos de los combustibles fósiles importados. Pero también lo vulnerables que somos al depender de Rusia para importar nuestros combustibles fósiles. Por eso debemos reducir lo más rápidamente posible nuestra dependencia energética de Rusia”.

El embargo total se combinará con otras medidas como el aumento en el uso de energías renovables, compras de gas en otros mercados internacionales y financiar infraestructuras petroleras para recibir de estas lo que dejará de llegar desde Rusia.

Hasta ahora, la CE ha reducido las importaciones de gas ruso hasta 26 % del total y ha avanzado en la implantación del plan REpower EU.