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Alfonso Blanco, secretario ejecutivo de OLADE

Integración eléctrica regional: una necesidad para la incorporación de renovables en Latinoamérica


Según datos de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), en relación con la producción de energía, la oferta total de energía para el 2021 respecto al 2020 se incrementó en 1.8% pasando de 786 Mtep (Millones de toneladas equivalentes de petróleo) a 800 Mtep. Mientras que,  en 2020, la oferta había caído un 9.3%. Esos mismos datos también concluyen que la participación de fuentes de energía renovable con respecto a la oferta total de energía primaria disminuyó en 0.5 en 1 puntos porcentuales pasando del 33.65% en el 2020 (241 Mtep) al 33.18% en el 2021 (239 Mtep).

A pesar de ello, la Organización sigue sosteniendo que América Latina y el Caribe continúa siendo la región más verde del planeta. Para conocer la situación más a fondo, Review Energy habló con el secretario ejecutivo de OLADE, Alfonso Blanco, quien explicó cuáles son las ventajas de la región en el camino hacia la transición energética y qué retos tendrán que ser superados para alcanzar los objetivos de descarbonización.

 

Review Energy: ¿Cuál es el panorama energético actual de América Latina y el Caribe?

Alfonso Blanco: A nivel global se está transitando una crisis de abastecimiento energético que viene de antes de la guerra de Ucrania y que se agudiza con esa situación, mientras que pone a varias regiones del planeta en una situación de escasez de energía, algo que tiene un impacto directo a nivel de los precios internacionales generados.

Eso no es ajeno a América Latina y el Caribe. Además, porque tiene un impacto en la comercialización de los combustibles fósiles. Sin embargo, nuestra región no trasladó todos estos impactos a sus sistemas eléctricos ya que estos están fuertemente condicionados por la alta renovabilidad en comparación con el resto del mundo.

Nuestros sistemas eléctricos tienen actualmente 61% de porcentaje de renovabilidad y nos estamos planteando como región llevar ese porcentaje al 70% superando ampliamente la renovabilidad en generación que se observa a nivel global. América Latina ha tenido un desarrollo muy favorable si hablamos de subastas públicas y contratos a largo plazo, eso también ha ayudado a fortalecer los sistemas eléctricos de nuestra región.

Otro de los factores fundamentales es el rol que tiene la electricidad hidroelectricidad, que siempre digo: es la gran batería de los sistemas eléctricos. Y eso se centra fundamentalmente en Centroamérica y Sudamérica. Me gusta aclarar que no tenemos que hablar de Latinoamérica y el Caribe como un todo sino que cada su región tiene sus particularidades y no es lo mismo la situación de estrés profundo del Caribe en comparación con lo que se puede observar en muchos países de Sudamérica o Centroamérica.

Y aunque tenemos mucho por avanzar, nuestra región tiene un potencial enorme en términos de renovabilidad para aumentar aún más la participación de energías renovables en nuestra matriz energética. Un tema fundamental es que las energías renovables en nuestra región entran por costo eficiencia, lo que significa que su incorporación no representa un sobrecosto a los sistemas energéticos de los países, sino que da soluciones que están orientadas a brindar mayor eficiencia en los sistemas energéticos en términos de asignación de recursos.

RE: ¿En qué hay que centrarse ahora para lograr un 100% de renovabilidad energética de la región?

AB: En muchos países de nuestra región se puede lograr ese 100% de renovabilidad en la transmisión de electricidad utilizando este recurso como la gran batería del sistema, algo que muchos países del planeta no tienen.

Y es que la complementariedad existente entre la hidroelectricidad, la energía solar y la eólica es muy elevada por qué la primera permite tener un despacho eficiente del sistema y brinda el respaldo que requieren las otras dos fuentes de energía intermitentes. Tenemos países que han logrado estar muy cerca del 100% de renovabilidad utilizando este recurso como respaldo y este es un gran secreto que tiene América Latina y el Caribe. Sin embargo, esta no es una solución que los favorezca a todos.

El otro aspecto es que, en términos de levantamiento de las barreras existentes en los distintos mercados para la introducción de energías renovables no convencionales, nuestra región tiene situaciones muy diferenciales entre naciones. No es lo mismo hablar de países que tienen grado inversor e infraestructura de interconexión como Chile, Uruguay o Colombia, que hablar de otros que tienen dificultades de acceso al financiamiento externo o de infraestructura de conexión entre la oferta del recurso y la demanda de este.

Entonces esa brecha que existe en nuestra región es uno de los grandes desafíos que se tiene la para escalar las participaciones de energías renovables no convencionales.

 

RE: ¿Y cómo favorecería la interconexión eléctrica a la región?

AB: Nosotros necesitamos incorporar mayor cantidad de energías de fuente intermitente como la solar y la eólica, y las interconexiones y los respaldos que vienen extrafronteras son fundamentales porque permiten este juego con el rol que tiene la hidroeléctrica en nuestra región y que de alguna forma puede actuar como esa gran batería.

Así que la integración regional es una necesidad porque además esas mismas energías pueden ser complementarias entre sus regiones. Por ejemplo, cuando tenemos procesos de hidroelectricidad en muchas regiones de América Latina, podemos tener excesos en otras y la interconexión lo que permite es jugar con ese respaldo y fortalecer los sistemas eléctricos de nuestros países con soluciones costo eficientes, soluciones de gana/gana entre estos.

 

RE: ¿Cómo se pueden impulsar esta y otras necesidades?

AB: Lo que falta es un mayor convencimiento de los beneficios de integración. Creo que hoy hay socios importantes y hay un buen ámbito en todos los procesos de integración regional, también en los procesos de intercambio de energía.

El gran avance en términos de mensaje político que están dando Chile y Colombia recientemente es algo a destacar, que de alguna forma demuestra un nuevo impulso en términos de integración regional para el sector energético y fundamentalmente basado no en afinidades ideológicas sino en los beneficios que tiene la región.

Sin embargo, falta profundizar esos procesos, ya sea a nivel de proyectos de infraestructura, acuerdos que faciliten los procesos de intercambio entre los países o desarrollo de mercados integrados más dinámicos que logren disponer de coordinación entre los distintos despacho del sistema. Éstos son algunos retos que se necesitan para tener mercados eléctricos más integrados y eficientes y para una región más robusta en términos de seguridad energética.

 

RE: ¿Cuál es el papel del hidrógeno verde en todo esto?

AB: El hidrógeno verde es claramente una de las soluciones tecnológicas como vector energético para la sustitución de fuentes de consumo difícilmente electrificables y es el camino para la descarbonización total de la matriz energética global.

Lo que pasa en América Latina y el Caribe es que, para producir hidrógeno verde a bajo costo, se necesitan dos componentes. Primero, un alto factor de capacidad del recurso renovable para ser competitivos. De alguna forma el viento y el sol que tenemos en importantes zonas de nuestra región le dan esa competitividad a la producción de hidrógeno que se requiere y pone a ALC dentro de las regiones con mejores condiciones para la producción de hidrógeno.

Segundo, el costo de capital ponderado para este tipo de proyectos y en lo cual hay algunos países de la región que tienen ese componente bastante controlado. De alguna forma, tenemos miembros que son percibidos cómo países que pueden captar la inversión para este tipo de proyectos, que son planes de gran envergadura y que tienen como propósito la designación de hidrógeno verde y a partir de este sector energético hay una gran cadena asociada.

Esta gran cadena viene desde el amoniaco verde, los combustibles sintéticos, la posibilidad de utilización del hidrógeno en procesos industriales, etc. Así que la cadena del hidrógeno nosotros la observamos como una que le permite posicionarse en ese rol de liderazgo en términos de transición energética y tiene la capacidad de desarrollar una nueva industria.

 

RE: ¿Cuáles serán los siguientes pasos de OLADE para impulsar la transición energética de la región?

AB: Tenemos una gran oportunidad en términos de renovabilidad porque tenemos recursos envidiables respecto al resto del mundo. Además, tenemos recursos no explotados que tienen la capacidad de ser incorporados a nuestro sistema. Nuestro gran desafío será seguir apoyando las políticas públicas, las iniciativas que de alguna forma desarrollan estrategias a nivel de cada uno de los países para acompañar los procesos de descarbonización desde el sector energético.

Necesitamos modelos regulatorios más modernos, tenemos que entender que los modelos regulatorios de nuestra región fueron diseñados para una era 100% dependiente del petróleo. Pero hoy entran en juego las energías renovables con modelos de negocio completamente distintos y para esos desarrollar esos mercados tenemos que modernizar nuestros sistemas regulatorios.

No podemos permitir en nuestra región interrupciones en términos de estos procesos de transformación. Los cambios de administración de gobierno tienen que seguir siempre orientados a esta gran meta de descarbonizar la economía regional y lograr que las energías renovables sean gran parte del motor de desarrollo.

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