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Claudia Sheinbaum Pardo rinde protesta constitucional como Presidenta de México ante el Pleno de la Cámara de Diputados.

Sheinbaum en el timón: ¿podrá sortear el caos jurídico y abrir la puerta a un futuro verde?


Hoy, 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum ha hecho historia al asumir el cargo como la primera presidenta de México. En su discurso de toma de posesión, la nueva mandataria afirmó que el nuevo Plan Nacional de Energía, que será presentado en los próximos días, incluirá nuevas inversiones en transmisión y generación, además de un programa ambicioso de transición energética hacia fuentes renovables. 

El Plan, que persigue un modelo energético con 54% de participación estatal y 46% privada, enfocado en el desarrollo de fuentes renovables busca fortalecer el desarrollo de la industria de las energías limpias en el país. 

“La inversión privada para cubrir el 46% de generación se hará con reglas claras, en el marco de la ley y garantizando la estabilidad del sistema eléctrico. A todos nos convienen empresas públicas del Estado fuertes, que garanticen energía limpia a precios bajos para las actuales y nuevas generaciones”, señaló Sheinbaum en su discurso. 

Así, elegida por cerca de 35.5 millones de mexicanos, ha dejado claro desde un inicio que uno de los pilares de su administración será la transición energética, un desafío que abordará con un enfoque ambicioso y tecnológicamente avanzado. 

Desde su nueva posición, Sheinbaum ha manifestado su compromiso de impulsar la transición energética mediante el uso de tecnologías renovables. Esto es especialmente relevante en un momento en que el sector solar en el país ha mostrado un crecimiento significativo. 

Según el último informe del Inventario Solar de ASOLMEX (Asociación Mexicana de Energía Solar), la capacidad solar total de México ha alcanzado los 10,479 MW, respaldada por una inversión directa de más de 11,000 millones de dólares y la creación de más de 110,000 empleos. Este crecimiento ha sido impulsado principalmente por la generación distribuida, un enfoque que se ha vuelto más relevante debido a las cancelaciones de subastas de largo plazo (SLP) en los últimos años, que han paralizado muchos proyectos de gran escala en México. 

El as bajo la manga 

Si en su ejecución prevalece la visión científica que Sheinbaum defendía en 2018, cuando abogaba por la expansión de las energías renovables, enfrentará un entorno institucional complicado. La construcción de nuevas plantas de energía limpia, la modernización y ampliación de las líneas de transmisión, así como la inversión en almacenamiento, requerirán recursos significativos en un contexto de escasos recursos fiscales y creciente deuda pública. 

Sheinbaum ha sido enfática en que su gobierno se enfocará en la construcción de plantas de energía solar fotovoltaica, eólica, hidráulica, geotérmica y de hidrógeno verde. Además, se promoverá la instalación de paneles y calentadores solares en techos de viviendas y comercios, con el objetivo de reducir los costos de electricidad y gas para los ciudadanos. También se ha comprometido a ampliar la infraestructura de electromovilidad, buscando avanzar hacia un futuro más sostenible para el país. 

La creación del Plan Nacional de Energía ha dado a la industria renovable un mensaje claro: una nueva etapa de crecimiento que permita la explotación del gran recurso solar del país. Sin embargo, los analistas advierten que su implementación podría enfrentar desafíos significativos debido a la limitada capacidad fiscal del gobierno y a la creciente deuda pública, lo que complica la financiación de los ambiciosos proyectos que plantea el nuevo sexenio. 

Expectativas del sector renovable 

La llegada de Claudia Sheinbaum al poder ha despertado optimismo en el sector de las energías renovables. Varios expertos destacan que su formación científica y su compromiso con la sostenibilidad serán clave para la promoción de tecnologías limpias, pero también advierten sobre las dificultades estructurales que podría enfrentar su gobierno para cumplir estos objetivos. 

Patricia Tatto, presidenta de Mujeres en Energía Renovable México (MERM), considera que Sheinbaum buscará equilibrar la política energética actual, que ha priorizado a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con la promoción de fuentes renovables. “Su enfoque de 'continuidad con cambio' podría dar prioridad a la CFE y a la soberanía energética, pero también esperamos que reconozca la necesidad que tiene el país de integrar más fuentes renovables para cumplir con la demanda creciente, darle estabilidad y confiabilidad al sistema y cumplir con los compromisos internacionales de sostenibilidad", afirma Tatto. 

Nearshoring y oportunidades de inversión 

Tatto destaca además que el crecimiento industrial en México, impulsado por el fenómeno del nearshoring, requerirá una mayor capacidad energética, y las energías renovables juegan un papel crucial en este proceso. Si bien reconoce los desafíos fiscales y estructurales, Tatto expresa su optimismo respecto a las oportunidades de crecimiento que podrían surgir en los próximos años. 

Por otro lado, Cecilia Turriago, directora general de Enercar, advierte que, aunque el enfoque de Sheinbaum en la energía renovable es positivo, existen importantes retos para garantizar que la transición se lleve a cabo de manera efectiva. "La intención manifiesta de descarbonizar la matriz energética del país aprovechando energías de capacidad firme como la geotermia, la hidroeléctrica y la biomasa, junto con las energías intermitentes como la solar y eólica, resalta el compromiso de cumplir con los Acuerdos de París y la Agenda 2030", afirma Turriago. Sin embargo, señala que los recientes cambios constitucionales y la incertidumbre regulatoria podrían frenar la inversión privada necesaria para impulsar el desarrollo de proyectos de energía limpia. 

El desafío, según Turriago, será cómo el gobierno de Sheinbaum maneja la incertidumbre jurídica y la falta de incentivos claros para atraer inversiones, algo que los inversionistas están esperando con gran expectativa. "Los recientes cambios constitucionales que afectan al poder judicial, aunados a la incertidumbre regulatoria contribuyen significativamente a la inquietud general en el clima de inversión en México. La falta de certeza jurídica obstaculiza la capacidad del país para atraer la inversión necesaria para potenciar el crecimiento de las energías renovables", concluye. 

Está claro entonces que uno de los temas centrales para el nuevo gobierno es el impacto del nearshoring en la industria energética. Héctor Latorre, director global de desarrollo de negocios de Worldwide Recruitment Energy para México y LATAM, subraya que el crecimiento económico derivado de estaestrategia de externalización ha incrementado la demanda de energía, especialmente en las regiones del norte y centro del país. "El nuevo sexenio trae una etapa de esperanza, con la transición energética volviendo a sonar fuerte en México. La llegada de una presidenta con una visión ambiental global, y la necesidad urgente de energías limpias debido al crecimiento industrial, nos invita a ser optimistas", afirma Latorre, quien ha estado presente en el mercado renovable de ese país desde el 2016. 

Latorre también destaca la posibilidad de que el nuevo gobierno fomente esquemas de colaboración público-privada para la construcción de nuevas plantas de energía limpia, un área en la que la participación de inversores extranjeros será crucial. Este enfoque, según Latorre, se alinea con el interés de la administración de Sheinbaum en atraer inversión extranjera para sostener el crecimiento económico del país. 

Diego Ferrer, gerente de ventas para América Latina de la división de energías renovables de Power Electronics, comparte esta visión, y afirma que en los próximos meses se verá si realmente habrá una apertura de mercado para las energías renovables. Ferrer cree que la administración de Sheinbaum tendrá que enfrentar el reto de atraer inversión privada en un entorno económico y regulatorio complicado, pero también considera que los recientes mensajes de apertura son una señal alentadora para el sector. 

Según él, "las nuevas caras en las instituciones y los mensajes que han transmitido nos hacen vislumbrar una posible apertura en el mercado. Esto es crucial, especialmente considerando la gran necesidad de inversión en sectores como la generación de energía, el almacenamiento energético y las redes de transmisión, que han estado rezagados en los últimos años. Ante los desafíos que se avecinan, es fundamental contar con inversión privada. La presidenta Sheinbaum ya ha dejado claro su objetivo de incrementar significativamente la inversión extranjera durante su mandato”. 

Finalmente, desde la Asociación Mexicana de Hidrógeno esperan un mayor impulso a la industria del hidrógeno verde y a la movilidad sostenible. "Creemos que, dado a su formación académica y profesional en la rama de energía, va a haber un mayor impulso y, sobre todo, un crecimiento en las energías renovables, en la movilidad eléctrica y en la industria del hidrógeno limpio en sus diferentes aplicaciones", señaló Israel Hurtado, presidente de la Asociación.

El futuro de la transición energética en México 

El reto más importante para el gobierno de Claudia Sheinbaum será equilibrar la necesidad de fortalecer a la CFE y garantizar la soberanía energética del país con los compromisos internacionales de sostenibilidad y la demanda creciente de energía limpia. A medida que se vayan definiendo los detalles del Plan Nacional de Energía, será clave observar cómo maneja la administración la relación entre el sector público y privado, y si logra generar el entorno adecuado para atraer la inversión necesaria para modernizar la infraestructura energética de México. 

Aunque los desafíos son grandes, los expertos coinciden en que la administración de Sheinbaum tiene el potencial de transformar el sector energético del país, siempre y cuando se den las condiciones adecuadas para garantizar la seguridad jurídica, promover la inversión y fomentar la innovación tecnológica. La transición energética en México está en un momento crucial, y los próximos años serán determinantes para definir el rumbo del país hacia un futuro más sostenible. 

 

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