El autoconsumo fotovoltaico se ha convertido cada vez más en la apuesta de particulares y empresas que buscan en esta tecnología hacer frente a los elevados precios de la electricidad. Los incentivos locales y la eliminación gradual de barreras administrativas han dado la oportunidad a España de convertirlo en uno de sus mayores aliados en el proceso de descarbonización.
Tanto, que según datos destacados por la Unión Fotovoltaica Española (UNEF), en 2021 se instalaron 1.203 MW de potencia fotovoltaica para autoconsumo en el país ibérico, es decir, un incremento del 101,84% con respecto al 2020.
Y fueron esos mismos datos estimados de la UNEF los que revelaron que, de esos 1.203 MW, 1% se corresponden a instalaciones de autoconsumo aisladas de la red. Además, la mayoría de esta nueva potencia, un 41%, se ha instalado en el sector industrial, un 32% en el sector residencial y un 26% en el sector comercial.
“Las nuevas regulaciones, muy favorables, y los altos precios de la electricidad impulsaron estos aumentos […] los particulares se han dado cuenta de que su dinero está mejor en sus tejados que en sus bancos”, explicó José Donoso, director general de UNEF, en un comunicado oficial de la asociación.
Sin embargo, aunque los números vayan en aumento, aún queda mucho por hacer para que el país se convierta realmente en un aliado del autoconsumo. Fernando Romero, consejero delegado de EiDF Solar, explicó a Review Energy que el 2021 fue un buen año pero que en definitiva fue el 2022 el que marco “un comienzo”, por lo que el actual será un año de “despegue” para el autoconsumo.
Y para que realmente eso pase, Romero encuentra algunas necesidades implacables como la de crear una regulación específica para el autoconsumo industrial y la creación de más puntos de conexión. “Necesitamos más capacidad para el autoconsumo, lo que va a hacer que la tramitación sea algo mucho más simplificado”, aseguró.
Competitividad solar
A su vez, Luis Villar, especializado en M&A en este sector, explicó a este medio que ahora mismo España tiene un sector muy fragmentado y competitivo, por lo que asegura que el autoconsumo va a seguir creciendo, pero va a ser esa competitividad la que marque el camino.
“Cada vez hay más empresas y va a ser clave ser muy competitivos en costes, tanto en la compra de equipos como en la financiación. Además, un sector fragmentado va a dar luz a una integración de este”, explica Villar. Una integración que ya se ha empezado a ver gracias a que hay mucho apetito en fondos de inversión tanto nacionales como internacionales.
Además de ese proceso de integración, necesario para conseguir mayor competitividad, el experto afirma que se verán dos sectores muy diferenciados: el residencial y el comercial-industrial. El primero, que verá un crecimiento bárbaro con las grandes utilities, necesitará de grandes herramientas que se acomoden a los consumidores.
“Además vamos a ver una competencia más sofisticada, ofreciendo soluciones integrales. No solo la solución de autoconsumo sino soluciones hibridadas con generación de hidrógeno, almacenamiento en baterías y probablemente con temas de eficiencia energética”, asegura Villar.
¿El desafío de la regulación?
Villar explica que, aunque la situación podría cambiar en cualquier momento, el autoconsumo es un sector con un muy bajo riesgo regulatorio. “La regulación en España en 2022 lo que ha intentado ha sido eliminar barreras para favorecer el desarrollo de esta tecnología”, dice. Como muchos expertos en el sector, él también sostiene que falta agilidad en los trámites, específicamente de conexión a la red, y que estos trámites no son del todo transparentes.
Resalta además que la demora también recae en los fondos Next Generation EU, que no llegan a tiempo y retrasan el desarrollo del sector. Por lo que Villar resume la situación con tres soluciones: o se quitan, o se sustituyen por otro tipo, o se agilizan.
Comentarios
Sé el primero en comentar...