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Desmontando mitos sobre la energía renovable fotovoltaica


La Unión Española Fotovoltaica (UNEF), publicó una lista de mitos sobre la fotovoltaica con el fin de contrarrestar las fake news’, evitando que su proliferación ponga en riesgo la aceleración de la transición energética y las ventajas que ésta supone para el desarrollo de España.

“No cabe duda de que la energía solar realiza una doble aportación a la sociedad española. Contribuimos, por un lado, a la preservación de la biodiversidad, al tiempo que generamos una nueva ventana de oportunidad capaz de mejorar el desarrollo económico y social de nuestro país. No hay fuente de energía con mayor sostenibilidad ambiental y que genere mayor progreso social e integración ciudadana”, afirmó José Donoso, director general de UNEF.

Estos son, según la UNEF, los principales mitos, prejuicios e incorrecciones más habituales sobre el sector fotovoltaico español:

  1. Modelo de desarrollo renovable sin fin que pone en peligro zonas de alto valor ecológico: hay que distinguir entre proyectos planteados inicialmente y los que se construyen finalmente, ya que ninguno se aprueba directamente. Debe tenerse en cuenta que los proyectos que se han planteado en zonas de alto valor ecológico no van a superar el proceso de tramitación.

 

  1. Los proyectos en suelo de energía solar no son necesarios para conseguir la transición energética, basta con el autoconsumo: acelerar la transición energética no puede depender de la iniciativa particular o de personas físicas o empresas. Para lograr los objetivos que marca el PNIEC hace falta utilizar todos los recursos disponibles: autoconsumo en todos los edificios en los que sea posible, comunidades energéticas en entornos industriales, muchas plantas pequeñas y medianas de generación distribuida y un número pequeño de plantas grandes donde sea ambientalmente viable.

 

  1. España va a ser el panel solar de Europa: actualmente, la Península Ibérica tiene un grado de interconexión con el sistema europeo muy inferior al del resto de países de la Unión, lo que limita enormemente la capacidad de exportación de nuestro país. España es una isla energética.

 

  1. La energía solar no genera beneficios locales: la instalación de una planta fotovoltaica es una actividad generadora de ingresos para las entidades locales, debido al Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), así como el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) y el Impuesto sobre Bienes Inmuebles de Características Especiales (IBICES). La construcción de un MW de energía solar genera unos 76.000 euros durante  toda la vida útil de la planta en el municipio en el que se localiza.

 

  1. Todos los componentes se importan de China: en España se puede fabricar hasta el 65% de la cadena de valor de un proyecto fotovoltaico.

 

  1. Las plantas no generan empleo local: el sector de la energía solar es una fuente de generación de empleo local, ya que un proyecto de 100 MW puede crear entre 300 y 400 empleos locales que tienen además un efecto de arrastre para la contratación indirecta en el municipio.

 

  1. Las plantas ocupan demasiado terreno: hace falta una fracción mínima de suelo para cumplir los objetivos de generación fotovoltaica que delimita el PNIEC y que equivalen únicamente al 0,068% del terreno total de nuestro país.

 

  1. Los proyectos fotovoltaicos son una amenaza para la biodiversidad: tras la instalación de la planta en suelo de energía solar, el terreno sufre una positiva transformación, al limitarse el acceso de personas, dejar aproximadamente un 90% del suelo libre y no usar herbicidas, el suelo recupera su actividad y el equilibrio. Además, gracias al plan de medidas de integración del proyecto con el entorno y la re-naturalización, se genera una ‘llamada de refugio’ para algunos animales.

 

  1. Las instalaciones fotovoltaicas destruyen el terreno donde se sitúan: en la fase de construcción no se realiza movimiento de tierra ni se compacta el terreno, la actuación sobre el suelo se limita a las zanjas para los cables y a la instalación de las estructuras de los paneles. Estos, una vez terminada la actividad de la planta, se pueden retirar sin generar ningún impacto negativo.                                                                                                                                                              
  2. Una vez acabada la vida útil de la planta, los paneles generan grandes residuos: los paneles fotovoltaicos son perfectamente reciclables. Un módulo fotovoltaico de silicio (el 95% del mercado) está compuesto de vidrio (78%), aluminio (10%), plásticos (7%) y metales y semiconductores (5%). Simplemente recuperando el marco de aluminio y el vidrio de la parte delantera se recicla más del 80% de su peso.

 

 

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