El gobierno de Biden busca establecer hitos ambiciosos y tangibles para lograr una red 100% limpia en las próximas décadas. El objetivo es que para 2030, el 80% de la energía provenga de fuentes renovables. Esto en concordancia con la meta de la Administración de Biden, de tener una red completamente descarbonizada para el año 2035.
Esta meta incorpora el uso de energía eólica, solar, nuclear y de carbono. Un análisis publicado por la firma de investigación Energy Innovation, demuestra que lograr la ambición resultaría en una ganancia inesperada de beneficios para las regiones de EEUU, incluidos 1.5 billones de dólares en inversión en energía limpia.
El estudio encuentra que un objetivo de energía limpia del 80% para 2030 no pondría en peligro la confiabilidad de las redes eléctricas y no tendría un costo en términos de facturas de energía.
Otro estudio publicado por el Rocky Mountains Institute revela que Estados Unidos podría desempeñar un papel global fundamental para limitar el calentamiento del mundo a 1,5 ° C, comenzando y dependiendo de una transición rápida en las redes eléctricas del país en los próximos años.
“Nuestro análisis revela que limitar las emisiones acumuladas requiere que Estados Unidos priorice el reemplazo inmediato de la infraestructura de combustibles fósiles existente con alternativas eficientes de cero emisiones, siempre que sea posible. Debido a que estas inversiones inmediatas reducen más emisiones totales, ambas tienen el mayor impacto en la reducción del alcance del cambio climático y brindan más tiempo para aprender y definir las opciones tecnológicamente más difíciles necesarias para llegar a cero emisiones netas”, escribieron los investigadores.
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