Brasil se posiciona como uno de los países latinoamericanos donde las energías renovables empiezan a ganar mercado. Actualmente hay más de 500 mil unidades de consumo de energía solar fotovoltaica distribuida (GD) en el país. La mayoría están en hogares, alcanzando alrededor de un 73,6% de la capacidad instalada. 

Además, las pequeñas empresas representan ya el 16,6% del total de consumidores, seguidas por el sector rural (7%), y la industria (2,4%). El resto, menos de la mitad, se refiere al consumo de los edificios públicos.

Para lograr dar abasto con las necesidades de las 500 mil unidades instaladas, hay 400 mil sistemas solares, lo cual es otro récord. La inversión hasta el momento es de más de 4 billones de dólares, unos 23,1 billones de reales. 

De acuerdo con un informe de la consultora brasileña Greener, los precios de los sistemas fotovoltaicos en el segmento de la generación distribuida crecieron un 20% el año pasado, debido a la fuerte devaluación del real y a los altos costes logísticos. En los años anteriores, en cambio, estos precios habían disminuido constantemente.

En Brasil existe un convenio que exime del pago del impuesto estatal sobre las ventas a los propietarios de sistemas solares con capacidad de generación menor a 1MW, lo cual motiva el crecimiento en la instalación de paneles solares en las viviendas.