
Investigación española confirma las propiedades del albero para el almacenamiento de energía
Un equipo de investigación de la Universidad de Sevilla y el Instituto de Ciencia de Materiales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) confirmó la capacidad del albero como material acumulador de la energía térmica generada en plantas termosolares. La captación energética en los enlaces químicos de sus compuestos permite un almacenamiento sin pérdidas, más estable y prolongado que otros sistemas. Su amplia disponibilidad y bajo coste lo proponen como candidato idóneo para su explotación a gran escala.
Como informó la Fundación Descubre, de la Junta de Andalucía, los resultados de la investigación hacen que se proponga este material como candidato para su obtención a nivel industrial, siendo una alternativa a las ya conocidas fuentes de energía convencionales. Este tipo de almacenamiento, llamado termoquímico, está basado en la acumulación de energía térmica en los enlaces químicos de los compuestos.
Para su obtención se necesitan materiales con alto poder de absorción del calor. En el artículo ‘Albero: An alternative natural material for solar energy storage by the calcium-looping process’ publicado en la revista Chemical Engineering Journal los expertos validan la capacidad del albero, un material con alto poder calorífico, abundante y más barato que otros, por lo que su aplicación será más eficiente.
Así, la elección del albero como almacén de energía se debe a que es abundante, barato y no tóxico. Contiene altas cantidades de carbonato cálcico, pero también un mineral, llamado goethita, rico en hierro, que le otorga ese color rojizo característico, lo que amplía su capacidad de absorción del calor hasta en un 868% en comparación con el material utilizado en ensayos anteriores, la roca caliza. Además, el albero no requiere tratamiento previo a su uso y mejora la absorción de la radiación hasta un 46% más que la caliza que, al ser blanca, refleja la luz.
Con este sistema, además de generar energía de bajo coste y bajas emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, se producen residuos que pueden ser utilizados en la fabricación de nuevos materiales, como por ejemplo, cemento.
El calcio, uno de los elementos protagonistas
La energía que se almacena es térmica, proveniente de los rayos solares concentrados con espejos en plantas termosolares. Esa energía térmica produce cambios químicos y queda almacenada en los enlaces de los nuevos compuestos. Cuando se quiere disponer de ella se produce el proceso inverso. Se libera de nuevo el calor y puede usarse tal cual o convertirse en electricidad en una turbina. El almacenamiento y liberación de energía se produce en un ciclo cerrado, conocido como calcium looping, mediante los procesos llamados de carbonatación y calcinación.
Los expertos pretenden implantar sus ensayos de laboratorio en una planta solar termoeléctrica donde ya confirmaron la idoneidad de la caliza en estudios previos y así confirmar estos resultados para su aplicación a nivel industrial. Además, proponen nuevas vías a partir de otros materiales basados en calcio procedentes de distintos sectores industriales que podrían usarse para almacenar energía, como algunas escorias de acería, cáscaras de mejillón, huevo o caracoles.
La investigación se ha financiado mediante los proyectos ’Nuevos materiales para el almacenamiento de Energía Solar Concentrada mediante Calcium-Looping (SOLACAL)’ de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, los proyectos ‘Integración del Proceso Ca-Looping en Centrales de Energía Solar Concentrada para el Almacenamiento Termo-Químico de Energía’ y ‘Demostración en entorno relevante del uso de reacciones de calcinación-solar/carbonatación para almacenamiento de energía térmica’ del Ministerio de Ciencia e Innovación, y el proyecto europeo H2020 “SocratCES , liderado por la Universidad de Sevilla y que ha dado lugar a la primera planta que demuestra la viabilidad de esta tecnología a gran escala.
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