
Los próximos cinco años son cruciales: expertos piden más apoyo institucional para el almacenamiento energético
La segunda jornada de Energyear España ha puesto el foco en uno de los pilares clave para lograr una transición energética real y sostenible: el almacenamiento energético. En un momento en el que la descarbonización del sistema eléctrico avanza con fuerza, el almacenamiento se posiciona ya no como una opción, sino como una necesidad urgente para garantizar la estabilidad del sistema, maximizar la integración de renovables y dar viabilidad a una industria energética más competitiva.
En este contexto, el nuevo borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC 2023-2030) plantea elevar la capacidad de almacenamiento en España hasta los 22,5 GW en 2030, superando la previsión anterior de 20 GW incluida en la versión de 2021. Un objetivo ambicioso que, sin embargo, requiere de nuevos mecanismos regulatorios, mayor inversión, escalabilidad tecnológica y modelos de negocio sólidos para hacerlo realidad.
Durante la sesión “Liderando el Desarrollo del Almacenamiento en España: Oportunidades, Inversión y Escalabilidad”, destacadas voces del sector abordaron estos retos y las oportunidades que se abren en el corto y medio plazo. Bajo la moderación de Inés Monroy, fundadora de Licencia Social Energy, el panel reunió a líderes de empresas clave en el desarrollo del almacenamiento: Alfonso Ortal (Verdian), Luis Miguel Álvarez (Matrix Renewables), Patricia Comes (ABO Energy), Marta Fernández Bordóns (Acciona Energía) y Leonor Alves (Galp).
Para Alfonso Ortal, Managing Director de Verdian, el almacenamiento energético no es un concepto novedoso ni exclusivo de la transición energética española, sino una tendencia global que acompaña de forma natural el crecimiento de las renovables. “No estamos descubriendo nada nuevo. Se lleva hablando de almacenamiento desde hace años, y es un tema de relevancia mundial con la creciente penetración de renovables”, subrayó.
En este escenario, Ortal fue claro al señalar que España tiene ante sí una oportunidad país. Aunque partimos de un punto de desarrollo aún incipiente —especialmente en lo que respecta al almacenamiento químico, como las baterías— el potencial es enorme. “Tenemos una capacidad actual de unos 65 GW de renovables intermitentes frente a una demanda pico que ronda los 40 GW. Y esta capacidad renovable se va a duplicar”, explicó.
Este desajuste entre producción y demanda hace que el almacenamiento sea clave no solo para equilibrar el sistema, sino también para permitir que la generación renovable no se desaproveche por falta de flexibilidad. España ya cuenta con una base importante en almacenamiento hidráulico por bombeo y cierta capacidad en termosolar, pero el salto que plantea el nuevo PNIEC exige una acción decidida y diversificada.
“La oportunidad es increíble. Hablamos de que el objetivo de almacenamiento podría implicar entre uno y dos gigavatios de nuevas baterías al año hasta 2030. Necesitamos un poco de todo: más parques solares, flexibilidad en los nodos de red saturados, y políticas que acompañen esta transformación”, concluyó Ortal.
Luis Miguel Álvarez, coincidió en el carácter estratégico del almacenamiento para España, aunque fue tajante al remarcar que aún queda un largo camino por recorrer. “Estamos en una posición muy inicial, con una potencia instalada en almacenamiento todavía muy reducida. Queda todo por hacer”, afirmó.
Para Álvarez, el almacenamiento representa una herramienta esencial para mejorar la sostenibilidad del sistema energético y dotar de mayor flexibilidad a la red, especialmente ante la creciente integración de fuentes renovables. Sin embargo, señaló que el desarrollo del sector se ha visto ralentizado por barreras estructurales, principalmente relacionadas con el marco regulatorio. “Han influido factores como las dificultades en los procesos de autorización administrativa y la falta de un modelo claro de ingresos que incentive la inversión en almacenamiento”, explicó.
Comparado con otros países europeos, España parte desde una posición más retrasada. Esto convierte en imprescindible una apuesta decidida por parte de la Administración. “El objetivo del PNIEC de alcanzar 22,5 GW de almacenamiento en 2030 es ambicioso, pero para lograrlo se necesita una hoja de ruta clara, coherente y firme desde ya”, apuntó el Vice President Development Europe & Latam en Matrix Renewables.
Un mercado emergente con cinco años decisivos por delante
Patricia Comes, Managing Director de ABO Energy, subrayó que España se encuentra aún ante un mercado de almacenamiento incipiente, lejos de su madurez, pero con un enorme potencial por delante. “Nos encontramos en un mercado que aún está por desarrollarse. No está maduro, pero la oportunidad está ahí. Es un mercado real y estratégico, y los próximos cinco años serán clave para su despliegue”, afirmó con claridad.
Comes estructuró su análisis en tres ejes que, en su opinión, hacen de esta oportunidad algo tangible y alcanzable en el corto plazo. En primer lugar, destacó la magnitud del parque renovable ya instalado en España —especialmente solar y eólico—, lo que genera una necesidad urgente de soluciones para su gestión eficiente. “Tenemos una demanda que crece y una generación intermitente que necesita integrarse correctamente en la red. Esa oportunidad es clara”, afirmó.
En segundo lugar, apuntó al marco regulatorio y financiero como un terreno aún en evolución, pero con señales positivas. Si bien reconoció que queda mucho por mejorar, valoró los primeros pasos que se están dando, especialmente a través de instrumentos como los PERTES y los avances hacia una mayor simplicidad administrativa. “Aunque es un tema todavía polémico, las señales están ahí y podrían traducirse en una realidad próxima”, añadió.
El tercer factor destacado fue la evolución tecnológica, con especial énfasis en el descenso de costes en las soluciones de baterías, que abre nuevas posibilidades de desarrollo. “A pesar de que aún queda camino por recorrer, la bajada en los precios está permitiendo que el almacenamiento empiece a ser más competitivo y viable a gran escala”, explicó.
Del “por qué” al “dónde y cuándo”: una mirada estratégica a las necesidades reales
Marta Fernández Bordóns, Directora de Desarrollo de Negocio en España y Portugal de Acciona Energía, ofreció una reflexión que fue más allá del consenso general sobre la necesidad del almacenamiento, proponiendo una mirada más estratégica y matizada. “No se trata solo de reconocer que hay una necesidad. Eso ya lo sabemos. Lo importante es profundizar en qué tipo de necesidad existe, dónde y cuándo se manifiesta”, apuntó.
Para Fernández Bordóns, este enfoque es crucial para definir con precisión las soluciones tecnológicas que deben aplicarse en cada caso. En un contexto donde los desbalances entre generación y demanda son ya evidentes, la planificación del almacenamiento debe responder a esa diversidad de situaciones. “Nuestro modelo energético, con alta penetración renovable, genera desajustes que requieren una gestión eficiente, pero no todas las soluciones sirven para todos los escenarios”, advirtió.
Leonor Alves, Head of Energy Storage en Galp, subrayó el enorme potencial de crecimiento del sector del almacenamiento, aunque reconoció que aún queda un largo camino por recorrer. “El almacenamiento tiene un potencial impresionante, pero estamos en un punto en el que aún debemos hacer frente a varios desafíos clave. Uno de los más urgentes es el curtailment, que ya es una realidad en varias zonas del país”, comentó.
Según Alves, es precisamente en este contexto de desajustes entre generación y demanda donde el almacenamiento cobra una relevancia crucial. También destacó la postura de la Unión Europea, que ha reconocido la necesidad de establecer un mecanismo de capacidad. “Esto implica que España necesita sistemas de almacenamiento para garantizar la estabilidad y flexibilidad de la red”, puntualizó.
Sin embargo, Alves enfatizó que la verdadera prueba será cómo se comportará el mercado una vez que varios gigavatios de capacidad de almacenamiento estén en funcionamiento. “Es crucial que este avance se materialice para realmente entender cómo impactará en la flexibilidad y eficiencia del sistema”, concluyó.
Un camino hacia la flexibilidad y la sostenibilidad
A lo largo de las intervenciones de los expertos, quedó patente que, si bien España está en una etapa inicial del despliegue de soluciones de almacenamiento energético, se encuentran en marcha tanto las iniciativas como las oportunidades para lograr un desarrollo acelerado en los próximos cinco años.
La necesidad de alinear la expansión del almacenamiento con el ritmo de integración de energías renovables es clara. Con una capacidad instalada de renovables que crecerá significativamente, especialmente en solar y eólica, la flexibilidad proporcionada por el almacenamiento será indispensable para gestionar la intermitencia de estas fuentes y garantizar la estabilidad de la red.
Si bien el apoyo institucional está en aumento, aún persisten desafíos significativos relacionados con la autorización administrativa y la creación de un modelo de ingresos adecuado para fomentar la inversión. Los expertos coincidieron en que el futuro del almacenamiento dependerá de la capacidad del gobierno para adaptar sus políticas a las características de cada tecnología, desde las baterías químicas hasta el almacenamiento hidráulico, para maximizar su impacto en el sistema.
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