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Gabriel Cavados, Senior Manager, Energy Project Development y Aniella Descalzi, Business Development Manager (Expert Path to 100).

Flexibilidad, un actor clave en la Transición Energética


En la última década, las fuentes de energía renovables no convencionales, como la eólica y solar se han convertido en la alternativa más competitiva y sostenible para la producción de energía eléctrica a nivel global y especialmente en la Región Sudamericana. En Brasil, responsable de más del 50% de la demanda de la Región, se pronostican al 2050 69GW de capacidad instalada energía eólica y 59 GW de energía solar. Sin duda la aceleración de la transición energética, las restricciones del recurso hídrico, la gestión de la variabilidad de las centrales solares y eólicas y el cambio de paradigma en la operación de los sistemas interconectados es el gran desafío para la planificación energética de nuestra región.

Pensando en un futuro que depende principalmente de los recursos eólicos y solares, es deber de las autoridades construir un sistema eléctrico que sea amigable con el desarrollo de estas fuentes, considerando sus características intermitentes, especialmente en períodos cortos de tiempo. Sin ir más lejos, los apagones en California hace pocas semanas fueron una clara alarma a la necesidad de que los procesos de planificación deben garantizar la confiabilidad operativa del sistema renovable, a mínimo costo y con escenarios integrados, considerando las complementariedades de los recursos naturales en la Región y los beneficios sistémicos de las interconexiones entre países.

Tecnologías que antes eran menos relevantes, hoy tienen un papel fundamental en un futuro esencialmente renovable. El aumento de la capacidad de transmisión, el almacenamiento de energía, la generación flexible a gas natural y la gestión de la demanda son opciones tecnológicas que aumentan la flexibilidad sistémica y hacen que el ambiente sea más seguro para el desarrollo a gran escala de fuentes intermitentes.

Nuestra Región además de tener características temporales y geográficas complejas, cuenta un sistema de transmisión poco robusto debido a que la planificación de expansión de infraestructura energética siempre ha sido enfocada en la generación, dejando a la infraestructura de transmisión en segundo plano. Los reguladores deben realizar un análisis de confiabilidad muchísimo más sólido integrando la estrategia de flexibilidad tempranamente para garantizar esta confiabilidad operativa del sistema, estableciendo de manera clara su implementación y remuneración de tal forma que sea posible gestionar las variaciones de la demanda, recurso hídrico, desconexiones de generación y de carga intempestivas, complementando de manera eficiente la abrupta penetración de generación proveniente de energía renovable variable.

Dentro de la modernización del sector de energía eléctrica será fundamental observar los atributos de cada fuente, los servicios complementarios, el costo de inversión, capacidad de modulación y estacionalidad. Por ejemplo, dados los efectos a corto plazo de las fuentes renovables intermitentes, es fundamental que el funcionamiento y los mecanismos de tarificación de la energía se realicen en intervalos más breves, acordes con las variaciones en el equilibrio oferta/demanda. Es crucial también conocer no sólo los costos de generación de cada fuente, sino que también a qué hora del día ocurre esa generación, para poder beneficiar la fuente que genera en los momentos en que el sistema más lo necesita.

En esta misma línea, creemos que debiera fomentarse un mercado de capacidad y/o flexibilidad, a fin de garantizar la seguridad del sistema en los peores escenarios, cuando las fuentes renovables no están disponibles. En este caso, se debe incentivar e instalar la cantidad adecuada de flexibilidad en el sistema, para que se pueda usar en tiempos de escasez de recursos renovables. Actualmente, la generación flexible que utiliza gas natural es la opción más utilizada para brindar la flexibilidad sistémica a gran escala y debe ser la tecnología de transición hasta que los sistemas de almacenamiento tengan costos más atractivos. Los sistemas de almacenamiento, hoy en día, son la tecnología ideal para brindar flexibilidad al sistema en cortos períodos de tiempo. Con los avances tecnológicos de tales opciones, es posible que en el futuro tengamos almacenamiento a largo plazo a costos asequibles, así como combustibles renovables disponibles para generación flexible.

El mundo se encamina hacia un futuro esencialmente renovable. Las herramientas de los agentes que operan en el mercado energético deben actualizarse para mitigar los efectos inherentes a este futuro, como la intermitencia. Con las tecnologías de mitigación ya disponibles para los agentes del mercado, podemos, sin duda, encontrar la mejor manera de entregar señales más adecuadas para que el mercado se desarrolle de manera óptima, incluyendo costos, confiabilidad y sustentabilidad.

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