El mundo ha cambiado en los últimos dos años. Estoy seguro de que todos diremos que fue para peor, ya que el COVID-19 y el intento de minimizarlo, aparte de las cuestiones sanitarias, trajo consigo dificultades extremas en el suministro regular de materias primas y en la capacidad de producción, lo que a su vez provocó la ruptura de la cadena de transporte. Nos quedamos en casa, los aviones en tierra y los barcos amarrados en el puerto, y sólo entonces un gran porcentaje de personas se dio cuenta del impacto en nuestras vidas.

Todavía nos estábamos recuperando de la sacudida que esto ha provocado en nuestras vidas, en nuestra economía global y he aquí que, para asombro de todos nosotros, comienza una guerra. Una vez decidida la estrategia de cómo afrontar todo esto, principalmente la europea, nos enfrentamos a una inflación histórica y a la caída de nuestra moneda, el euro.

Pero en medio de todo esto, puedo ver algunos puntos positivos. Hemos llegado a comprender realmente lo que es la globalización, nos ha tenido que tocar en el sentido negativo, y lo que es más importante, hemos adquirido la convicción de que la descarbonización, la independencia energética y la movilidad eléctrica son urgentemente necesarias.

Pero, ¿cómo podemos seguir queriendo alcanzar objetivos en estos campos si la economía sólo ha dado muestras de incertidumbre? Pues, en mi opinión, ¡es para tirar de innovación!

Entonces, ¿cómo puede la innovación tecnológica ayudarnos a combatir la adversidad que se avecina?

En lo que respecta a los módulos solares, una pieza integral y central para que podamos alcanzar los objetivos marcados por la Unión Europea en el sector energético y al mismo tiempo la descarbonización, ¿se imaginan cómo sería si estuviéramos atravesando esta turbulencia mundial y siguiéramos instalando módulos solares con precios de Wattpeak al doble de lo que son hoy y su eficiencia a la mitad de lo que es hoy?

Con esto quiero demostrar que no podemos dejar de innovar tecnológicamente y no podemos dejar de absorber esa innovación. La innovación tiene un impacto positivo en la economía en el sentido de que, entre otras muchas cosas, puede minimizar, anular o incluso superar un contexto económico negativo.

En Jinko, estamos orgullosos de nuestra historia de innovación e incluso podríamos decir que la innovación es nuestra historia. Nosotros también hemos sufrido este contexto global y hemos tenido que tomar serias medidas para seguir superando las expectativas de nuestros clientes y, lo más importante, no hemos dejado de innovar.

Si por un lado los precios de las materias primas han seguido una tendencia al alza, por otro lado nuestros módulos Tiger NEO con la innovadora tecnología NType TOPCon llegan al mercado en el momento ideal ya que ofrecen importantes reducciones en el LCOE. 

Con un factor de bifacialidad del 80%, un coeficiente de temperatura de 0,30%/ºC y unas garantías de rendimiento de 30 años superiores a las garantías estándar de 25 años, estamos seguros de que podremos ayudar a nuestros clientes a superar este momento económico incierto, dándoles más razones tecnológicamente probadas para no ralentizar la tramitación de sus proyectos.